viernes, 11 de abril de 2014

ARQUEOLOGÍA DE LA INUTILIDAD. Instalaciones a Tallers oberts del Poble Sec






ARQUEOLOGÍA DE LA INUTILIDAD
(Galería LAFUTURA. Roser,60. Poble Sec)
Del 10 de maig al 8 de juny de 2013 dins la programació de TALLERS OBERTS DEL POBLE SEC


Los límites de la obra son ilimitados. Su existencia no surge en el instante de empuñar la herramienta que ha de sangrar y desangrarse, ni en la aparición fantasmagórica de la primera mancha sobre el papel, la tela, la piedra. Su esencia física no empieza y acaba en los vértices opresores de un marco ni queda enquistada en las formas trazadas sobre superficie fría y muerta. Al contrario, la obra artística es constante movimiento en transformación mucho antes de que su creador sea consciente de su propia existencia. Ésta tira sus lazos y redes en el espacio y en el tiempo, arrastrando con ella imágenes, objetos, sensaciones, tic-tac de relojes y cuerpos, atrapándolos en el devenir centrípeto entre las nalgas de su cuerpo. El artista, conocedor de ello, se abraza inocente a ese agujero negro, bodega de la inconsciencia, y como Bacco diogénico se embriaga de esos elementos y objetos, guardándolos y venerándolos primero, para abandonarlos al despertar, desechos olvidados que una vez pasaron por sus manos.
  
En la búsqueda de un lenguaje visual donde sólo la belleza de una idea puede aflorar, esos mismos objetos fueron y son parte del proceso creativo, vías muertas de ideas sin imágenes que las pudieran vestir, pero indispensables para hallar el camino siempre sinuoso de la obra final. El artista sabe que ha de perderse en ellos antes de hallar. Es durante esos momentos de confusión y lucha interna por hablar a través de sus manos, que los objetos después descartados le tantean y seducen, conduciéndole a las profundidades de su caverna particular. Sólo en la oscuridad de esa caverna puede imaginar y crear, enfrentándose al todo y la nada, musas embotelladas y manchas de fantasmas que le hablan, lucha dolorosa en pos de una imagen que se le escapa entre los dedos bajo capas de prueba sobre papeles ennegrecidos y telas repintadas. Si ese día la suerte está de su lado, saldrá de la caverna capturando la esencia de la obra perseguida y uniéndose a ella como pareja de tango mientras bailan entrelazados al mismo compás. Pero la salida, no siempre triunfal, va normalmente acompañada de cierta pérdida: los elementos despojados de presencia en la obra quedarán arrinconados en un taller de artista. Son los ya denominados “objetos arqueológicos de la inutilidad”.

En toda arqueología, el devenir del tiempo marca la esencia de la misma. Ese paso marcial de relojes no inventados por el hombre que arrancan los objetos de su estado y función naturalmente aceptada, surcando su superficie corpórea en marcas profundas que llegan a introducirse en la esencia de los mismos. Como arañazos de bestia inmunda, el tiempo errante sonríe dejando su firma en ellos, acabando su rúbrica en el mismo momento en que estos sufren la transformación arqueológica, la mutación de objeto de uso establecido a simple objeto de observación expositiva, casi museística. No obstante, en la Arqueología de la Inutilidad aparece otro movimiento de cambio que se suma a la del todopoderoso paso del tiempo, la relación del artista sobre ellos. Si bien ésta empieza en el juego peligroso de la seducción donde los objetos creen mantener el control del cabalgar artístico, pronto se tornan amantes sumisos a las manos del creador. Éste los toma y reutiliza para iluminar la caverna en su búsqueda física de la idea imaginada sobre obra en proceso, transformando esos objetos, obligándoles al cambio físico en el contorsionismo obligado de formas antes regias, prostituyendo la esencia que les daba sentido en un mundo exterior, admirando su victoria sobre ellos en el reflejo robado de los objetos sobre la obra y, al fin y al cabo, convirtiéndolos en piezas inútiles. Pero como oscurecía Oscar Wilde, la única excusa para hacer cosas inútiles es que uno las admire intensamente. Todo arte es bastante inútil.

Estos descartes de belleza inútil y con vida propia que se rebelan a ser silenciados, es lo que el visitante podrá encontrar en la aportación de Lafutura a los Tallers Oberts del Poble Sec (10 de mayo – 8 de junio). Recogidos en diferentes épocas y momentos en el taller del Colectivo Artístico Puerta Abierta (CAPA) y abandonados por sus 5 integrantes (Tim Maltorpe, Pepe Ternero, Nogueira, Boris Temprado, Fausto Fox), no esperen encontrar una ordenada disposición de los mismos, como si de un museo arqueológico se tratase. Al contrario, el visitante se adentrará en el caos del extraño taller de los artistas CAPA, donde las obras yacen en el suelo encajonadas, los pinceles usados y viejos sirven de patas, los marcos se arrinconan y amontonan, y las esencias de las musas se guardan en frascos a la espera de ser destapadas. En definitiva, la entrada a la cueva donde descansan los objetos de la Arqueología de la Inutilidad. Pasen, y vean.







                                                    Yo también quiero ser Damien Hirhts


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